Para evitar enfermedades que harían la uva incomestible, el viñador pulveriza los racimos con un insecticida de color verde llamado sulfato de cobre. Este producto es útil para la uva, pero es malo para el hombre.
Hay que cuidar las viñas, que a menudo están enfermas de mildiu, de podredumbre negra, de mosaico. Normalmente basta con pulverizarlas con productos a base de sulfato de cobre azul intenso, caldo bórdeles o caldo borgoñón, cuando está asociado con cal, disuelto en agua. Las hojas, y a veces los granos, quedan manchados de azul-verde por la mezcla proyectada en finas gotas. Es prudente lavar la uva para eliminar estos productos tóxicos.