Naturalmente, para soportar semejante intervención en su cráneo, el paciente se halla totalmente anestesiado. Pero tratemos de imaginar la operación tal y como debió hacerse en otras épocas. Por supuesto, no podemos pensar en anestesia de ningún tipo, aunque en ciertas civilizaciones se conocía el poder somnífero de algunas plantas y brebajes. El caso es que se conservan ilustraciones de códices medievales en los que el paciente se halla de pie, frente al médico, mientras es trepanado. Y en cuanto al instrumental, hay que pensar simplemente que, hasta muy recientemente, el trépano fue sencillamente percutido, o sea golpeado por un pequeño martillo contra la cabeza del paciente hasta penetrarla. En cuanto a los motivos que justifican la trepanación, la cirugía actual acude a ella para el tratamiento de determinados traumatismos, derrames o como vía de acceso para la extirpación de tumores. Sin embargo, ¿qué llevó al hombre a realizar la primera trepanación? Es posible que, en un principio, la idea de hacer salir del cuerpo del enfermo el espíritu maligno que se había apoderado de él; luego, la posibilidad de someter al paciente a algún tipo de tratamiento por éste método, no sabemos bien con qué éxito. También, en la medicina egipcia, para estudiar el cerebro después de la muerte.
En todo caso, como no tenemos motivos para creer que los hombres primitivos tenían menor sensibilidad que nosotros, la primera trepanación de la historia debió suponer un paso comprometido y emocionante en los albores de la medicina, un momento delicado, un gesto audaz y valeroso por parte de médico y paciente, quizá, sobre todo, por parte de este último, si es que aún estaba consciente.