Entre todas las actividades laborales, la minería es sin duda una de las más peligrosas y la que causa más pérdidas humanas. Hundimientos, desprendimientos y explosiones de gas convierten muchas veces el trabajo de la mina en una tragedia. Uno de los principales peligros, la explosión de grisú (gas formado por metano, anhídrido carbónico y nitrógeno), fue reducido al mínimo gracias a la invención del químico inglés Sir Humphry Davy: la lámpara de seguridad. La llama de esta lámpara se halla rodeada de una malla metálica. Cuando el gas inflamable de la mina entra en contacto con dicha llama, se inflama en el interior de la malla. Al salir de la misma, los gases producidos por la ignición entran en contacto con el metal, que reduce la temperatura ae los gases por debajo del punto de inflamación del grisú, con lo que la ignición no se comunica al gas del resto de la mina.
Davy, nacido en 1778, trabajó de joven como aprendiz en una farmacia y posteriormente fue ayudante de un médico. Gracias a estas experiencias, en 1798 fue nombrado superintendente de la Institución Médica Pneumática de Bristol. En ella descubrió las propiedades anestésicas del óxido nitroso (gas hilarante) y propugnó su uso en odontología, aplicación que tardaría 50 años en llevarse a la práctica. En 1802 obtuvo la cátedra de Química de la Real Institución de Londres, en la que durante varios años realizó investigaciones en electroquímica y química agrícola. En 1815 inventó la citada lámpara de seguridad. Davy, que además fue un notable poeta, fue nombrado Sir en 1812 y barón en 1818. En 1820, ocho años antes de su muerte, fue elegido presidente de la Royal Society de Londres.
Sir Humphry Davy no quiso patentar su lámpara de seguridad, hoy llamada lámpara Davy en su honor, para que pudiera beneficiarse de ella todo el que lo necesitara.