Cuando no existe enfermedad orgánica, aguda a crónica, el sueño excesivo puede ser un síntoma prematuro de depresión mental, un desequilibrio emocional muy frecuente en la población en general. La prolongación del sueño aparece en este caso en forma progresiva y no es raro que la persona con el problema duerma 10, 12 ó 14 horas durante la noche y todavía haga la siesta de 2 ó 3 horas por la tarde; incluso cuando está despierta se siente soñolienta. Este sueño no descansa el cuerpo ni el espíritu y aquellas personas —sobre todo mujeres— que presentan este síntoma señalan que después de dormir tantas horas, cuando se levantan de nuevo todavía se sienten demasiado cansadas para hacer algo. El sueño excesivo, por sí solo, no es un síntoma patognomónico de depresión, pero si se acompaña de otros típicos de este trastorno emocional, requiere el tratamiento adecuado.