Aproximadamente una de cada dos mujeres de más de 40 años de edad sufre de venas varicosas. Las personas jóvenes también están sujetas a padecer de este mal pero no con tanta frecuencia. Las venas varicosas es el tributo que se ve obligada a pagar la humanidad por tener el privilegio de caminar en posición erecta. Los cuadrúpedos no sufren de venas varicosas.
El trabajo de las venas es transportar la sangre desde los capilares más distantes hacia el corazón. Este proceso no es muy fácil; sin embargo, el cuerpo humano debe hacer subir la sangre contra la atracción natural de la fuerza de gravedad. Esto lo logra en varias formas: por la contracción de los músculos de las piernas, por el efecto de compresión que causa el movimiento y por la expansión y contracción de los pulmones en el acto de respirar creando así una presión negativa en el pecho; la presión negativa hace que la sangre sea aspirada hacia el corazón. El proceso completo es ayudado por las válvulas existentes dentro de las venas que impiden que la sangre vuelva hacia los pies una vez ha empezado su recorrido de regreso al corazón.
El sistema venoso es complicado y no es raro que se presenten tantos trastornos en él. Cuando existe una obstrucción o cuando hay una presión excesiva en las venas, las válvulas se rompen y no trabajan; si las válvulas se estropean, las venas se hinchan considerablemente y la sangre se acumula. Entonces es cuando aparecen las venas varicosas. Son más frecuentes en la mujer que en el hombre ya que la mujer es más propensa a desarrollar resistencia en el retorno de la sangre. El embarazo es una de las causas principales, debido a la compresión de las venas por el feto, que muchas veces dificulta el paso de la sangre por las venas de las piernas y los muslos, circunstancia que estropea las válvulas venosas. También pueden inflamarse las venas a causa de flebitis.
Las venas varicosas si son profundas son invisibles, pero producen síntomas de pesadez, cansancio en las piernas y provocan un estado de flojera general. Hay personas que se quejan de sus piernas y dicen sentirlas tan pesadas que casi no pueden caminar. El estancamiento y eneharcamiento de la sangre en las extremidades inferiores, entorpece la circulación general. Si las venas varicosas son extensas y dificultan la circulación de la sangre por las piernas, aparece eczema y ulceraciones de la piel. Afortunadamente las venas varicosas en general se limitan a las venas que corren inmediatamente por debajo de la piel. Las más profundas —que al mismo tiempo son más caudalosas— raramente se vuelven varicosas. Por esta razón se hace fácil, sacar, ligar o inyectar una vena varicosa. Después de tratar las venas varicosas la sangre que antes se estacionaba en ellas va directamente desde los tejidos superficiales a las venas más profundas. La única excepción es cuando las venas profundas están obstruidas por una inflamación previa. En estas circunstancias, las venas superficiales actúan como el conducto principal a través de las cuales la sangre vuelve al corazón y sería peligroso sacarlas, atarlas o inyectarlas por muy varicosadas que estén.