¿Qué es lo que hace que las hojas de las plantas se mustien o abarquillen en una tarde de verano caliente y sólo aparezcan tiesas y frescas a la mañana siguiente? La respuesta está en la presión osmótica o turgescencia de las células de las hojas. Su presión suele disminuir durante las horas del día, en que la planta es químicamente más activa y se eleva durante la noche, cuando el sistema de raíces de la planta repone la provisión de agua. Sin embargo, en otras condiciones de tiempo, varía este ciclo normal. Por ejemplo, en un día nuboso y frío puede no perderse la turgescencia de la hoja y seguir abiertos los estomas que regulan la transpiración de la superficie de la hoja. Pero en un día extremadamente caliente y seco los estomas pueden cerrarse por la mañana temprano para protegerse de una excesiva pérdida de agua.
En condiciones de sequía las plantas se mustian y no pueden recuperarse si no reciben agua antes de que las células mueran. Incapaz de sacar humedad del suelo, toda la raíz, el tallo y las hojas experimentan una suerte de osmosis invertida. Una reacción de presión negativa desciende por la planta contrayendo y rompiendo su estructura celular. Sin embargo, las especies que se han adaptado a climas semiáridos pueden resistir largos períodos de sequía. Las plantas «suculentas» de hoja gruesa poseen relativamente pocos estomas y su superficie con frecuencia brilla con una abundante cera que retiene agua. Los cactos, las plantas desérticas más conocidas, resisten la sequía por su extensa red de raíces que chupan al máximo toda lluvia circunstancial.