Una gran cantidad de terremotos se producen debajo del mar y no se sienten en la tierra. Reciben el nombre de maremotos. El más profundo registrado ocurrió a 750 kilómetros por debajo de la superficie. Cuando son muy fuertes, sacuden violentamente los barcos, provocan enormes deslizamientos de barro y a veces logran romper los cables telefónicos submarinos.
Los terremotos y los volcanes bajo el agua pueden generar enormes olas, llamadas "tsunamis" en japonés, que al adquirir velocidad, golpean islas y costas, causando numerosos estragos. La "tsumani" más alta registrada hasta ahora midió 85 metros de altura, es decir, más que un edificio de veinte pisos.
Los desastrosos tsunamis de 2004 en el Sudeste asiático y el de 2011 en Japón, fueron provocados por terremotos marinos de más de 9 grados en la escala Richter.