El lúpulo se da comúnmente en las zonas templadas de la América del Norte y del Sur, Europa y Asia. Las especies más conocidas son el Humulus lupulus, que incluye las variedades comerciales, y el Humulus japonicus, originario del Lejano Oriente, que carece de lupulina y es planta de jardín. Todas las plantas son enredaderas perennes, cuyas partes verdes y aéreas mueren en otoño e invierno y vuelven a retoñar en primavera. Tienen tallos espinosos de tres a cinco metros de largo, hojas rudas y lobuladas y flores de color amarillo verdoso, que se distribuyen en panojas apiñadas. Las flores masculinas y femeninas aparecen separadas en diferentes plantas. Solamente las últimas tienen valor comercial. El lupulino se presenta en pequeños granulos en la base de las flores femeninas, las cuales se recogen en cuanto maduran, que es en verano o al principio del otoño. En la fabricación de cerveza el lúpulo se macera con el licor de malta en proporción adecuada para evitar la obtención de una bebida demasiado amarga.
El lúpulo varía considerablemente en sabor, según el clima y suelo en que crece la planta. La calidad más fina que se produce en Europa es la de Bohemia. En todo caso, requiere un suelo profundo, con buen desagüe y mucha humedad durante la época de crecimiento, que es el verano. Las matas se plantan generalmente en montecitos a unos dos metros y medio de distancia. A medida que los brotes crecen, se los adapta a tutores de palo o alambre. Es necesaria mucha labor manual en el cultivo y cuidado de las siembras. En otoño se recogen las inflorescencias a mano y se llevan a los secaderos o estufas, donde las operaciones se realizan con mucha precaución para conservar lo más posible el aroma del material. El lúpulo seco, se empaca en balas y se almacena o distribuye.