La palabra momia procede del término árabe mumia, que significa betún, por el uso que se hacía de dicha sustancia en el proceso de momificación. El proceso de momificación era muy largo, pues solía prolongarse hasta por más de dos meses, y se sujetaba estrictamente a un complicado ritual, si bien éste sufrió diversas modificaciones con el trascurso del tiempo.
En términos generales, se puede decir que lo primero que se hacía, después de lavar el cadáver, era proceder a la extracción de las visceras, excepto el corazón. Las visceras eran embalsamadas y colocadas dentro de cuatro recipientes llamados canopas o vasos canópicos, que representaban los cuatro puntos cardinales y que se suponía quedaban bajo la protección de los dioses. Se rellenaba el cuerpo
con mirra, casia y otras sustancias, y se lo sumergía en una concentrada solución de carbonato de sodio durante cierto tiempo. Después se lo envolvía en complicados vendajes, colocándole diversos amuletos a fin de proteger los miembros respectivos. Así, sobre el pecho llevaba un escarabajo de piedra.
Lista la momia, se la colocaba dentro de un ataúd, a menudo primorosamente adornado con diversas pinturas. Se ponía a veces este ataúd dentro de otro, y aún ambos dentro de un tercero o más. Los ataúdes eran después colocados dentro de un sarcófago. Es famosa la tumba del faraón Tutankhamen, que reinó unos 1.300 años a. de J.C. Algunos de los santuarios a él dedicados estaban revestidos con una lámina de oro primorosamente trabajada. Encerraba la tumba de este faraón objetos de incalculable valor que le habían pertenecido en vida, como tronos, carros de parada, frascos de cosméticos y alhajas. Las paredes de las tumbas solían decorarse con pinturas que, según se suponía, habían de resultarle gratas al difunto.
Osiris era el dios de los muertos y ante él tenía que comparecer el difunto a fin de ser juzgado. Según la tradición, Osiris, que era señor universal, había sido muerto y cortado en catorce pedazos por su hermano Set. Su esposa, Isis, diosa de la naturaleza identificada a veces con la luna, había recogido piadosamente los fragmentos y reconstituido a Osiris quien, como ya no podía reinar entre los vivos, pasó a presidir sobre los muertos. En las tumbas suele hallarse un largo rollo de papiro, a menudo provisto de hermosas viñetas, en el que se hallan inscritas diversas oraciones y sortilegios que debían resultarle útiles al difunto al enfrentarse a sus enemigos y a otros peligros que lo acechaban después de la muerte.
La momificación, que llegó a aplicarse a diversos animales sagrados, como el gato y el cocodrilo, desapareció poco después del siglo IV de nuestra era.
Se han hallado numerosas momias, resultado de la momificación natural a que aludimos al principio, en el continente americano, especialmente en el Perú.