Las flores del loto han sido consideradas sagradas por numerosos pueblos asiáticos y africanos. Se las ha encontrado secas, en perfecto estado de conservación, en coronas funerarias halladas en antiguas tumbas egipcias. Especie cercana al loto egipcio, o Nymphaea lotus, es el loto de los budistas e hindúes, o Nelumbium nelumbo, muy usado como motivo ornamental y simbólico en la escultura religiosa oriental. Sus semillas son comestibles.
Se le da también el nombre de loto a un arbusto de la familia de las ramnáceas originario del sur de Europa y del norte de África, el Zizyphus lotus, con cuyos grandes frutos en la Grecia antigua se preparaba una bebida a la que se atribuía la propiedad de producir el olvido.