Normalmente, la acidez estomacal mata todos los anticuerpos que llegan a esa zona del aparato digestivo. Pero el estómago de los recién nacidos es menos ácido. Por esto, una parte de los anticuerpos que adquieren mediante la leche del seno materno, consiguen sobrevivir y pasar a la corriente sanguínea.
Pero junto con los anticuerpos también entran al organismo del pequeño otras sustancias igualmente importantes como la lactoferrina y la lisozima, dos proteínas que detienen el crecimiento de microorganismos como virus y bacterias. Sin embargo, las células de defensa más importantes que adquiere el bebé mediante la lactancia son los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco que enseña al cuerpo a defenderse de las infecciones por sí mismo.