Los buques corsarios —armados para la guerra de corso— eran propiedad de particulares. El rey los autorizaba a atacar, saquear y hundir los barcos enemigos aislados. Los marinos corsarios se lanzaban al abordaje armados con sables, hachas y pistolas.
Algunos audaces marinos como Drake, Surcouf y Jean Bart, alcanzaron celebridad como corsarios de ciertos reyes. Atacaban por sorpresa, capturaban y hundían las corbetas y galeones cargados de oro de las potencias enemigas, desorganizaban el aprovisionamiento de sus flotas y ejércitos y se apoderaban de las riquezas que transportaban. Los corsarios estaban autorizados a repartirse el botín. Su momento estelar debe situarse a mediados del siglo XVI. Los corsarios que actuaban de acuerdo con su gobierno, nada tenían que ver con los filibusteros.