No se sabe cómo se originó esta superstición, pero parece que proviene de Lorena (Francia) y de aquí se propagó a otros países. El descubrimiento de una herradura de caballo es un feliz presagio. Las tarjetas de felicitación van, a menudo, adornadas con la herradura de la suerte.
Aparte de la herradura otros objetos se consideran también como amuletos: el trébol de cuatro hojas, una pata de conejo, un medallón con el número 13, etc.