¿Cómo funciona un ascensor?


   En los sótanos y subterráneos de algunas grandes ciudades todavía pueden verse algunos cientos o miles de pozos, estre­chos y profundos, en cuyo interior se mue­ve lentamente, de cuando en cuando, el largo émbolo de acero, bien engrasado y húmedo, de un ascensor hidráulico. En uno de sus extremos soporta una cabina y está movido por la presión directa del agua. Otros ascensores hidráulicos, de cabina suspendida, tienen un émbolo de reducidas dimensiones que está unido a un torno en el cual se arrollan unos ca­bles que pasan por unas poleas colocadas en la parte más alta del inmueble y de los cuales cuelga la cabina. Pero los aparatos de este tipo que aún funcionan aquí y allá no son más que unos supervivientes vene­rables que van cediendo el puesto a los ascensores eléctricos. El torno de éstos consiste en un tambor estriado que va provisto de un aparato reductor de veloci­dad, así como de poderosos frenos elec­tromagnéticos que permiten unas paradas extraordinariamente precisas. Ese tambor, naturalmente, es movido por un motor eléctrico. Por dentro de la jaula del ascen­sor se desplaza, además de la cabina, el contrapeso de la misma. El correcto movi­miento vertical de una y de otro está ase­gurado gracias a unas guías empotradas en la jaula.
   Entre los diversos dispositivos de seguri­dad del ascensor hay que mencionar el paracaídas. órgano mecánico destinado a bloquear automáticamente la cabina o los contrapesos dentro de sus guías en caso de velocidad excesiva en el descenso o de ruptura de los árboles de suspensión. Con la multiplicación de los edificios llamados "rascacielos" y con el gran aumento de los servicios administrativos, los ascensores modernos deben responder a estas nuevas exigencias. Por eso se automatizan cada día más.