El héroe legendario más grande de Atenas fue Teseo, de quien se dice que era hijo de Egeo, rey de Atenas, y de Etra, la onda que bate la costa. Nació y fue criado en tierras lejanas; su madre no lo envió a Atenas sino hasta que llegó a la juventud y pudo levantar cierta pesada piedra bajo la cual su padre había colocado una espada y un par de sandalias, por lo que había de reconocer a su hijo y comprobar si éste era tan fuerte que lograba levantar el peñasco.
Habiendo llegado, por fin, después de muchos peligros y aventuras, Teseo encontró a los atenienses en profundo duelo, en el momento de enviar a Minos, rey de Creta, el tributo anual de siete jóvenes y siete doncellas para ser devorados, por el Minotauro, terrible monstruo mitad hombre y mitad toro. Teseo se ofreció como una de las víctimas en espera de poderlo matar. Cuando llegó a Creta, Ariadna, la bella hija del rey, se enamoró de él y le ayudó dándole una espada, con la que mató el héroe al Minotauro, y una madeja de hilo, con la que pudo salir del laberinto en que estaba el monstruo. Pero olvidó la promesa que hizo a su padre de que si tenía éxito en su empresa, llevaría en su barco cuando regresara velas blancas en lugar de las negras con que había partido. Viendo el rey regresar las velas negras y creyendo que su hijo había muerto, se arrojó al mar, que desde entonces, ha sido llamado Mar Egeo. Teseo llegó a ser rey de los atenienses; a él, se atribuye la unión entre las varias comunidades de la llanura Ática, las cuales llegaron a formar una nación fuerte y poderosa.
Otras muchas y notables hazañas se cuentan de él. Cuenta la leyenda que fue uno de los Argonautas que fueron en busca del vellocino de oro, y que en guerra contra las amazonas, venció a estas famosas mujeres guerreras. En una ocasión, tuvo un hecho de armas con Piritoo, rey de los lapitas, pero ambos héroes se admiraron tanto el uno del otro, que se juraron amistad eterna; Teseo fue en ayuda de Piritoo en su lucha contra los centauros. También se dice que raptó a Helena niña, mucho antes de la guerra de Troya. Retenido en el Averno, lo rescató Hércules. Asqueado por las intrigas de los atenienses, se expatrió y fue a parar a la isla de Seyros, donde murió. Se reverenció grandemente su memoria, y en la batalla de Maratón (490 a. de C.), muchos de los atenienses creyeron haber visto su espíritu envuelto en una armadura al frente de ellos, combatiendo contra los persas. Después de las Guerras Persas, el oráculo de Delfos ordenó a los atenienses que buscaran la tumba de Teseo en la isla de Seyros, donde había muerto, y que devolvieran sus huesos al Ática. Las instrucciones del oráculo fueron obedecidas, y el 469 a. de C., sus restos fueron llevados a Atenas. La tumba del gran héroe se convirtió en refugio para los pobres y los oprimidos de la ciudad.