La toronja tiene una historia interesante. Llevada a las Antillas y a la Florida por los españoles, al mismo tiempo que la naranja y el limón, sólo empezó a estimarse en América como fruto comestible a principios del siglo XX. El árbol es muy bello; sus hojas son de un verde obscuro brillante por encima y de un verde claro aterciopelado por debajo; sus flores blancas tienen un perfume muy fuerte y agradable, como las del naranjo.
Durante mucho tiempo, se cultivó el árbol del toronjo en la Florida sólo como adorno. Sus frutos se consideraban refrescantes y agradables; pero no se les ocurrió a los que lo cultivaban que pudieran tener valor comercial. No es, pues, de extrañar que el suelo situado debajo de esos árboles se cubriera de grandes toronjas jugosas que se pudrían al sol.
La gente del Norte que visitaba la Florida apreció cada vez más la toronja, y a su vuelta, empezó a pedir el fruto que tanto le gustaba; así, surgió la demanda del mismo. Los primeros envíos a Nueva York y Filadelfia se hicieron entre 1880 y 1885; así nació un mercado de toronjas que creció lentamente al principio, pero con gran rapidez después.
Más tarde, se empezó a cultivar el árbol en California, si bien en menor escala que en Florida. En estos últimos años, se han hecho famosos por la calidad de sus toronjas el valle de Río Grande, en Texas, y la región del Yuma, en Arizona. Se cultiva también este fruto en México, Cuba y Jamaica. Hace unos cuarenta años, un agricultor español, Lamo de Espinosa, introdujo este cultivo en Burjasot, Valencia, desde donde se extendió a otras localidades de su feraz huerta. Las cosechas de los huertos valencianos surten en gran parte el mercado español, en el que este fruto es cada vez más consumido.
Como fruta para el desayuno, la toronja apenas tiene rival. Es un excelente aperitivo, y su sabor característico —mezcla indescriptible de dulce, ácido y amargo— es muy agradable. La toronja ha puesto en marcha una importante industria conservera con el empacado del jugo.
El árbol del toronjo es más bien pequeño, ya que no suele alcanzar una altura superior a 6 ó 7 metros, y es más resistente a las enfermedades y a las plagas que el naranjo. Pero es más susceptible que el naranjo y el limonero a una enfermedad contagiosa llamada gangrena cítrica, que hace que aparezcan costras en las hojas y en el fruto del árbol. El toronjo suele injertarse sobre otros árboles de la misma especie o sobre el naranjo agrio. Empieza a producir a los seis años y es muy fecundo; pero es más sensible al frío que el naranjo. Su nombre científico es Citrus decumana. Pertenece a la familia de las auranciáceas, aunque actualmente se incluye en la de las rutáceas.
Toronjas o pomelos
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