Thor era un dios bueno y despreocupado, siempre presto para la aventura, que nunca se cansaba de probar su gran fuerza. Podía cargar en sus espaldas gigantescas encinas y matar toros sirviéndose de sus manos.
Algunas veces, para divertirse, cabalgaba por las montañas envueltas en nubes, y descargando su martillo sobre ellas, las dividía en dos.
Thor visitó en una ocasión Jotunheim, país de los gigantes congelados. El rey de los gigantes lo miró con mofa y le dijo:
"¿Es este adolescente el poderoso dios Thor? Posiblemente seas más poderoso de lo que pareces, ¿En qué ejercicios te consideras hábil?"
"Probaré mis proezas bebiendo con cualquiera", dijo Thor echando fuego por los ojos.
Oyendo esto, el rey, ordenó a su copero que trajera un enorme cuerno lleno de vino y dijo:
"Cualquier buen bebedor puede secar este cuerno de un solo trago".
Thor se llevó el cuerno a los labios y bebió largamente, mas cuando lo quitó, el líquido apenas había disminuido. Tres veces trató de vaciar el cuerno y fracasó, y por fin, lo arrojó colérico. Después, trató de levantar del suelo al gato del rey, pero sólo pudo levantarle una de las manos. Los gigantes se mofaban y gritaban diciendo: "¿Es éste el poderoso dios a quien se nos ha enseñado a temer".
Entonces, Thor ofreció luchar con cualquiera que se le pusiera enfrente, y una vieja desdentada aceptó el reto. Con fiero ímpetu, Thor trató de arrojar a la vieja al suelo, pero a pesar de todos sus esfuerzos, no lo pudo conseguir. Avergonzado, salió del lugar. Cuando ya estaba fuera de las puertas de la ciudad, el rey de los gigantes se dirigió a él y le dijo:
"Poderoso Thor, cuando trataste de vaciar el cuerno, desempeñaste tan maravillosa hazaña, que si yo no la hubiera visto, no la habría creído. El mismo mar estaba en el fondo del cuerno, y cuando llegues a la orilla, verás cómo han bajado las aguas. El terror se apoderó de mí cuando levantaste del suelo la pata del gato, porque ese gato es la serpiente Midgard que rodea a la Tierra, y el mundo todo se estremeció al aflojarse su garra. Maravilloso fue que hubieras resistido tanto tiempo a esa vieja, porque fue la Vejez con
quien luchaste y no hay hombre que pueda vencerla. La magia y no la vanagloria de los gigantes congelados te ha vencido".
En su cólera, Thor levantó su martillo, y estaba para descargarlo, cuando el gigante desapareció.
Esta no es sino una de las muchas historias que se cuentan de Thor. En honor suyo, se ha consagrado el quinto día de la semana entre los pueblos de habla inglesa, entre los cuales, el jueves es llamado Thor's day o Thursday.