El combustible de las centrales nucleares es el uranio, en forma de pastillas que se apilan en tubos. Esos tubos se agrupan en haces y se colocan en el reactor, que está lleno de agua, rodeado de barras de control. Cuando se sacan las barras de control del reactor, los átomos de uranio empiezan a fisionarse y la temperatura del agua se eleva. El agua en ebullición genera vapor, que mueve unas turbinas conectadas a generadores eléctricos.
¿Qué se hace con los residuos de las centrales nucleares?
Además de calor, durante la fisión nuclear el uranio emite una radiación nociva. Por eso los reactores nucleares están formados de varias capas gruesas de metal y hormigón, que evitan que los materiales radioactivos escapen al medio ambiente. Los tubos usados son también muy radioactivos. Se enfrían en agua durante varios años antes de cargarlos en contenedores y transportarlos hasta un depósito de residuos, donde se entierran en túneles a gran profundidad, lejos de donde hay personas.
¿SABÍAS QUE...?
Los submarinos nucleares pueden
navegar ininterrumpidamente
durante 25 años sin necesidad de repostar.