La malaria es una enfermedad aguda causada por un parásito que sólo es visible bajo el microscopio. Este parásito protista tiene el nombre genérico de Plasmodium. Se transfiere a la gente por la picadura de un mosquito infectado.
La malaria (también llamada paludismo) se manifiesta por un ataque de escalofríos, seguido de fiebre y sudoración. Los ataques pueden ocurrir a diario, o cada dos o más días. Cada tipo de la enfermedad es causada por diversas especies de organismos llamados Plasmodium que necesitan residir durante un tiempo en los mosquitos para completar una fase de su desarrollo.
Debido a esta relación con el mosquito, la enfermedad es más frecuente en lugares pantanosos. La malaria era bastante conocida en Roma ya que los pantanos de la ciudad proveían un excelente lugar para que se reprodujeran los mosquitos. Los italianos llamaron a la enfermedad Mala aria (mal aire) debido a la idea equivocada de que el aire pútrido de los pantanos era la única causa.
No fue sino hasta el siglo XIX que se obtuvo un conocimiento más preciso de la enfermedad. El trabajo de Pasteur y Koch acabaron casi por completo con la teoría del "mal aire", y en su lugar fortalecieron la creencia de que pequeños "animales" en el torrente sanguíneo del hombre y que eran transmitidos por medio de las picaduras de los mosquitos provocaban la enfermedad.
El uso de la quina o cinchona demostró ser un tratamiento eficaz para la enfermedad. El refinamiento de la droga en la quinina ha sido de gran valor para la humanidad. Hoy en día la quinina y, sobre todo, sus sustitutos sintéticos como la atebrina se utilizan como medidas preventivas.