Los átomos son tan pequeños que es difícil imaginar lo pequeños que son. La tinta en el punto final de esta frase tiene más átomos en ella de lo que hay gente en todo el mundo. En un dedal de aire hay más átomos de los que se pueden contar si uno viviera un millón de años. Por supuesto, los átomos son demasiado pequeños para ser vistos aún con poderosos microscopios. Sabemos acerca de ellos sólo por la forma en que actúan.
Puede haber millones de sustancias diferentes debido a que los diferentes tipos de átomos se pueden unir de diferentes maneras. Los átomos de oxígeno y los de hidrógeno, por ejemplo, pueden unirse para formar agua. Una diferente proporción entre los átomos de oxígeno e hidrógeno puede formar peróxido de hidrógeno en vez de agua simple.
Los científicos tienen una manera de escribir los nombres de las sustancias de modo que es fácil decir cuántos y qué tipo de átomos componen las moléculas de las sustancias. El modo en que los científicos formulan la molécula de agua es H2O. H representa al hidrógeno, O al oxígeno. El número 2 inmediatamente después de H muestra que hay dos átomos de hidrógeno por un átomo de oxígeno. El peróxido de hidrógeno en cambio se escribe H2O2 (dos átomos de hidrógeno y dos de oxígeno).
Los átomos son tan pequeños que es casi increíble saber que pueda haber algo todavía mucho más diminuto. Pero los átomos están formados por partículas aún más pequeñas. Cada átomo tiene un centro, o núcleo. El núcleo de un átomo tiene siempre en él una o más partículas llamadas protones. En el caso de todos los elementos excepto el hidrógeno también contienen unas partículas llamadas neutrones. Viajando alrededor del núcleo hay una o más pequeñas partículas llamadas electrones.
Aparte de los protones, neutrones y electrones existen también un número indeterminado de otras partículas subatómicas.