Como todos sabemos, un invernadero de plantas ofrece una cubierta de vidrio que sirve para dos propósitos: conserva la energía que recibe del sol y mantiene elevada la temperatura del aire. La atmósfera que rodea nuestro planeta actúa de la misma manera.
Sólo una pequeña fracción del calor y la energía producida por el Sol llega a la Tierra. Este el calor sólo sería lo suficientemente fuerte como para mantener la temperatura de nuestro planeta a 36° C bajo cero.
Por suerte, este calor no se escapa del todo al espacio exterior, sino que es absorbido por el vapor de agua y los gases de nuestra atmósfera. A medida que rebota entre la corteza de la Tierra y la atmósfera exterior, este calor emite energía suficiente para mantener la temperatura media de nuestro planeta en unos soportables 14 grados C.