El jabón es un producto que se hace calentando aceites animales o vegetales con un alcalino, como la ceniza. Eso produce, además del jabón, uno sustancia llamada glicerina. En una fábrica se elimina la glicerina y se seca el jabón antes de añadirle perfume y colorante. Después, el jabón se corta, se moldea y se envuelve: esas son los pastillas que compramos en el mercado.
El nacimiento del jabón como artículo de limpieza tuvo lugar hace varios milenios. Los sumerios, 3000 años a.C. ya fabricaban el jabón; hervían diversos álcalis juntos y utilizaban su residuo para lavarse. Los antiguos egipcios ya utilizaban un producto jabonoso que consistía en una mezcla de agua, aceite y ceras vegetales o animales, fórmula que fue utilizada también por los griegos y los romanos, estos últimos los cuales conocieron una forma de jabón particularmente a través de los galos. Plinio el Viejo, historiador romano, menciona un ungüento de ceniza de haya y grasa de cabra que los galos utilizaban como untura para el cabello. Galeno menciona el jabón usado específicamente para el lavado en el siglo II.