El inglés Peter Durand inventó las latas metálicas para conservar alimentos en 1810. Descubrió que, si bien la comida calentada en una lata hermética se conservaba más tiempo, el acero de la lata se oxidaba y la echaba a perder. Durand solucionó el problema recubriendo las latas con estaño, que no se oxida. La comida enlatada se hizo muy popular entre soldados y marinos en sus largos viajes.
A pesar de su utilidad para guardar alimentos las primeras latas eran tan recias que se tenían que abrir con cincel y martillo. Casi 50 años después, en 1858, cuando se empezaron a fabricar con láminas más delgadas de metal, el estadounidense Ezra Warner inventó el abrelatas. Tenía una cuchilla afilada que se clavaba en la tapa de la lata para cortarla alrededor del borde.