Las antiguas pirámides de Egipto son probablemente los edificios más famosos de la historia, y se pudieron construir gracias a unos inventos sencillos pero importantes. En 3000 a. C. los constructores egipcios inventaron la plomada, una pesa atada al extremo de un cordel. Así sabían que, si sus paredes se alineaban con el cordel, eran perfectamente verticales. En 2600 a. C. los arquitectos egipcios idearon un triángulo que les permitía construir las esquinas en ángulo recto.