Hacia el año 100 antes de Cristo los romanos tenían máquinas elevadoras accionadas por obreros que tiraban de cuerdas. Las grúas modernas constan de una torre y un brazo horizontal en la parte superior. Por el extremo largo se suben y bajan los materiales mediante un sistema de cables sujeto a juegos de poleas. En el otro hay un contrapeso que equilibra la carga e impide que la grúa se caiga.