En el año de 1938, dos científicos alemanes, Otto Hahn y Fritz Strassmann, descubrieron que podían fisionar los átomos del metal uranio-235. Los átomos son partículas diminutas de material que sólo pueden verse con un potente microscopio. Al fisionarse, los átomos de uranio liberaron grandes cantidades de energía. Cuando esos fragmentos colisionaron con otros átomos, estos se fisionaron también en una reacción calorífica en cadena que produjo energía nuclear por primera vez en la historia.