Unido a un extremo del intestino grueso hay un tubo estrecho en forma de saco llamado apéndice, el cual tiene el tamaño del dedo índice.
Los científicos consideran que alguna vez, hace miles de años, este apéndice pudo haber servido a un propósito en el sistema digestivo del hombre primitivo. Ahora, sin embargo, no parece ser de ninguna utilidad. De hecho, si el apéndice se infecta por bacterias, se llena de pus y debe ser eliminado mediante cirugía, o podría estallar y envenenar los órganos del cuerpo que lo rodean.
La primera operación de apéndice con éxito se llevó a cabo en Gran Bretaña hace más de 250 años.