Nuestro cuerpo tiene la capacidad para resistir o superar una enfermedad por un proceso llamado inmunidad. El cuerpo adquiere inmunidad de varias maneras.
Por ejemplo, si una persona tuviera una enfermedad como la fiebre amarilla y se recupera de ella, esa enfermedad nunca llegaría de nuevo. Esto es debido a que su cuerpo ha producido anticuerpos para combatir el virus de la fiebre amarilla, y tales anticuerpos permanecen indefinidamente en la sangre de la persona para darle inmunidad, o de luchar contra la enfermedad si el cuerpo es expuesto a ella de nuevo.
Pero hay otras enfermedades, como la influenza, que se pueden adquirir muchas veces. Esto es porque los anticuerpos que se enfrentaron por primera vez a tal enfermedad no se quedan en la sangre. Sin embargo, puede uno adquirir cierta inmunidad a una enfermedad como la influenza gracias a una vacuna, que es simplemente una inyección con el virus de la gripe debilitado. Su cuerpo produce anticuerpos para protegerse contra la gripe durante un período determinado de tiempo.
Los anticuerpos de la sangre de una madre protegen a los bebés por nacer y los recién nacidos de ciertas enfermedades durante varios meses.