Seguramente conoces la historia de Drácula, el vampiro que vivió en Transilvania. Pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué se piensa que Drácula proviene de esta región montañosa de Rumania?
Vlad Tepes, o Vlad el Empalador, fue un gobernante de Rumania durante el siglo XV. Dirigió a su pueblo contra los invasores turcos. Fue hijo de Vlad Dracul, cuyo apodo de dracul significa "dragón" en rumano.
Tepes tomó el nombre de Vlad Drácula en honor de su padre, y se hizo conocido por su duro trato a los alemanes que vivían en la región. Estos alemanes propagaron historias donde se describía a Vlad Drácula como un "monstruo". Pero todavía es recordado como un héroe en Rumania.
En la década de 1890, el escritor irlandés Bram Stoker decidió escribir una historia sobre vampiros. La creencia en vampiros -almas de muertos que chupan la sangre de los vivos- era común en países de Europa oriental. Debido a la reputación de Vlad Drácula como un monstruo, Stoker utilizó su nombre para el vampiro de su historia e hizo de Rumania el hogar del personaje principal.
El séptimo hijo nacido en una familia se considera afortunado en Inglaterra e Irlanda, y algunos otros países. Sin embargo, según una leyenda rumana, el séptimo hijo se convertirá en vampiro después de morir.
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