Muchos animales vertebrados -entre ellos el hombre- deben su ‘‘inteligencia’’ a las circunvoluciones de su cerebro, que proporcionan una muy alta y mejor actividad neuronal. Por ejemplo, el cerebro del delfín y el del tiburón son similares en tamaño, pero el del mamífero marino tiene un mayor número de circunvoluciones, es decir, tiene una mayor área para ‘‘pensar’’. Un gato y un conejo también tienen un cerebro de tamaño parecido, pero el gato al ser carnívoro posee un modo de vida más refinado, por lo que necesita una mayor inteligencia, esto es, un córtex con más ‘‘curvas’’.
Las dimensiones animales también son un factor importante. Ratas y ratones, a pesar de mostrar un comportamiento ‘‘inteligente’’, no poseen cerebros con circunvoluciones y, al contrario, los córtex de elefantes y ballenas están más ‘‘curveados’’ incluso que el del hombre.
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