La marea genera electricidad

Las olas de han aprovechado desde hace mucho tiempo para generar energía. En el siglo XVIII se construyeron en las costas europeas varias plantas donde las olas llegaban a un depósito con compuertas. Éstas se cerraban cuando estaba alta la marea; una vez que bajaba, el agua sólo podía escapar del depósito pasando a través de una turbina hidráulica que giraba para generar energía.
El mismo principio se aplicó en una planta de energía construida en Francia en la década de 1960. Se edificó una represa en el estuario del Río Rance, región de Bretaña, con 24 máquinas que pueden funcionar como turbinas, independientemente de que el agua fluya en uno u otro sentido.
Cuando entra la marea, el agua se acumula contra la represa hasta que hay una diferencia de 1,5 metros entre ambos lados. Luego se hace pasar por las turbinas generadoras de electricidad. Al bajar la marea, las hojas de las turbinas se voltean y el agua que regresa al mar genera electricidad de nuevo.
La cantidad de electricidad así producida depende del nivel del agua en uno y otro lados de la represa. Cuanto mayor es el desnivel, más electricidad se genera, porque el agua está sometida a mayor presión y hace girar las turbinas con más fuerza.

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