Pero si un grupo de astrónomos (que acaba de presentar su trabajo ante la reunión anual de la Sociedad Astronómica de Estados Unidos) tiene razón, habrá que volver a escribir los libros de texto: al parecer la Vía Láctea es más rápida y más densa que Andrómeda.
“Ya no pensaremos en la Vía Láctea como la hermana pequeña de la Galaxia de Andrómeda en nuestra familia del Grupo Local”, dijo Mark Reid, del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica.
Nuestro Sistema Solar, ubicado a unos 28 mil años luz del centro de la Vía Láctea, se mueve a medida que gira la galaxia. ¿Qué tan rápido? Se pensaba que a unos 805 mil kilómetros por hora. Los nuevos datos dicen que lo hacemos a razón de 965 mil kilómetros por hora.
Este movimiento más veloz implica que la masa de la Vía Láctea es mayor: al menos 50 por ciento más de lo que se pensaba. Y al ser más masiva, es también un objeto gravitatorio más vigoroso. Los expertos dicen que esto aumenta la probabilidad de que la Vía Láctea acabe chocando contra Andrómeda u otras galaxias más pequeñas. La buena noticia es que eso ocurriría dentro de miles de millones de años.
“Antes pensábamos que Andrómeda era la dominante y que éramos su hermana menor”, dijo Reid. “Pero ahora parece que más bien somos gemelos fraternos”.
Reid se usó a sí mismo como ejemplo de las implicaciones de los nuevos datos: él mide 1.65 metros de estatura y pesa 65 kilos. Aplicando lo que encontró mediría el equivalente a 1.90 metros y 95 kilos. Lo que es un cambio notorio.
¿Qué tan fiables son los nuevos parámetros para la Vía Láctea? Hasta antes del estudio actual, y debido a las inmensas distancias involucradas, todas las mediciones de variables se habían obtenido a través de métodos indirectos. Pero ahora se utilizó la resolución sin precedentes que tiene el radiotelescopio VLBA.
Este instrumento de la Fundación Nacional de Ciencias está formado por la unión virtual de diez antenas ubicadas en sitios tan distantes como Hawái y el Caribe. Su poder de resolución es tal que las imágenes producidas por el VLBA son cientos de veces más detalladas que las generadas por el Telescopio Espacial Hubble. Para acabar pronto, su poder de resolución le permitiría leer desde Nueva York un periódico abierto en Los Ángeles, casi a cuatro mil kilómetros de distancia.
Reid y sus colegas están involucrados en un programa de largo plazo que determina distancias y movimientos dentro de la Vía Láctea. Y para ello recurren a los llamados máseres cósmicos.
Éstos son regiones donde se están formando muchas estrellas nuevas. Ahí las moléculas de gas hacen que las emisiones de radio naturales se intensifiquen, de modo que se constituyen en faros constantes para el ojo avizor del VLBA.
Los astrónomos observan estas regiones en muchos momentos, en particular en los extremos opuestos de la órbita terrestre alrededor del Sol, y luego hacen cálculos de triangulación que toman en cuenta el movimiento de los máseres respecto al más distante fondo galáctico.
“Las nuevas observaciones del VLBA de la Vía Láctea están produciendo mediciones directas altamente precisas de distancias y movimientos”, dijo Karl Menten, del Instituto Max Planck de Radio Astronomía, en Alemania. Menten es uno de los miembros del equipo de Reid.
“Estas mediciones usan el método tradicional de la triangulación y no dependen de cualesquiera suposiciones basadas en otras propiedades, como el brillo, tal como era en estudios anteriores”, aclaró Menten.
Cuando compararon sus mediciones hechas por triangulación con las anteriores que usaban métodos indirectos (y por ende menos fiables), los astrónomos vieron que los datos directos hablaban de una galaxia más grande.
“Estas mediciones directas están revisando nuestra comprensión de la estructura y movimientos de nuestra galaxia”, dijo Menten.
“Como estamos en su interior, es difícil para nosotros determinar la estructura de la Vía Láctea. Para otras galaxias, podemos simplemente observarlas y ver su estructura, pero no podemos hacer lo mismo para obtener una imagen general de la Vía Láctea. Tenemos que deducir su estructura midiendo y mapeando”, agregó.
Los expertos hicieron sus mediciones en tres dimensiones. En otras palabras, un objeto que no se mueve en apariencia quizás sí se esté moviendo, pero a lo largo de la línea visual. En tal caso su movimiento se determina examinando la frecuencia del máser cósmico.
Esto les permitió averiguar que las regiones de formación de estrellas se mueven en trayectorias elípticas, en un proceso que contribuye a mantener la estructura en espiral de nuestra galaxia. Un dato más sobre nuestro hogar en el espacio, un hogar que, hoy lo sabemos, es aún más grande y majestuoso.
Misterio en los brazos
¿Dónde están las estrellas viejas?El nuevo estudio trajo más sorpresas. Medir distancias en varias regiones de un solo brazo en espiral les permitió calcular el ángulo del brazo. “Estas mediciones”, dijo Mark Reid, “indican que nuestra galaxia probablemente tiene cuatro, y no dos, brazos en espiral hechos de gas y polvo donde se están formando estrellas”. Ahora, un sondeo hecho por el Telescopio Espacial Spitzer sugiere que las estrellas más viejas residen sobre todo en dos de los brazos en espiral, lo cual plantea la pregunta de por qué las estrellas más antiguas no aparecen en todos los brazos. Responder a esto requerirá más mediciones y una comprensión más profunda de la dinámica de nuestra Vía Láctea.
Fuente: Milenio