Alopecia en la mujer

   La palabra alopecia etimológicamente significa "sin pelo". Es pues el nombre científico de la calvicie. Pueden distinguirse 5 clases de alopecia: alopecia prematura, que generalmente es de origen hereditario; alopecia areata, que afecta sólo porciones aisladas del cuero cabelludo; alopesia totalis, que es la calvicie completa del cuero cabelludo; alopecia totalis, que es que se caracteriza por la caída total del cabello y la del vello de todo el cuerpo; alopecia senilis, que es la caída del cabello que se presenta en las personas ancianas.
   De estas clases de alopecia las que con más frecuencia se presentan en la mujer son: la areata y la totalis. Cuando aparecen en la adolescente esta presente además, síntomas más o menos acusados del síndrome de Froelich, condición caracterizada por obesidad anormal, crecimiento prematuro de los senos y escaso desarrollo de los genitales. En este caso el tratamiento médico del síndrome de Froelich, por medio de hormonas u otros procedimientos adecuados, dará fin a la calvicie.
   Otras veces la alopecia areata y la totalis se originan como consecuencia de alteraciones capilares provocadas por desórdenes de ciertos nervios. Se ha sugerido que aun los trastornos dentales, a través de un factor nervioso, influyen en la calvicie. Veremos ahora como ocurre esto: si un diente no puede salir o brotar normalmente, puede ejercer compresiones sobre el sistema nervioso simpático, el cual a su vez puede ocasionar alteraciones de las funciones propias del cuero cabelludo. También se ha pensado que las fallas en el funcionamiento visual pueden agravar el crecimiento capilar.
   Muchas veces estas clases de calvicie tienen su origen en factores hormonales. Varios investigadores han observado que las mujeres con alopecia areata o totalis, al quedar encinta recobran el cabello perdido y lo pierden nuevamente cuando se instala el ciclo mensual. Estas observaciones han dado pie al tratamiento de estas alopecias, por media de la aplicación de ciertas hormonas; los resultados obtenidos han sido muy satisfactorios pero por lo delicada que es la administración de hormonas y por los peligros que las mismas ofrecen para la salud si no se dosifican meticulosamente, cualquier tratamiento de esta especie debe ser, dirigido exclusivamente por el médico o el dermatólogo.