¿Quién ha sido el principal teórico del existencialismo?

   El tema de la angustia existencial, que irrumpió en la filosofía con Kierkegaard, dará lugar en el siglo XX a un movimiento llamado existencialismo. El existencialismo in­fluyó profundamente no sólo en filósofos, sino también en literatos y en otros artistas y, en general, ins­piró una manera de vivir y de pensar que se hizo muy patente durante las décadas de los cuarenta y los cin­cuenta, y que gozó de gran éxito entre los jóvenes. Los existencialistas, de porte melancólico y oscuras vestiduras, poblaron los cafés de las ciudades europeas y fueron la pri­mera manifestación de un inconformismo juvenil que será una de las características de nuestra época. Uno de los filósofos que más contri­buyeron a conformar este nuevo movimiento fue el alemán Martin Heidegger, nacido en 1889 y muer­to en 1976. En 1933 fue elegido rec­tor de la Universidad de Friburgo, pronunciando con tal motivo un discurso de ingreso en el cual pa­recía adherirse al nacionalsocia­lismo, entonces en pleno auge en Alemania. Esta etapa de su vida ha sido muy discutida, porque, po­co después, dimitió como rector y, aunque continuó como profesor, se mantuvo bastante al margen de la política. A pesar de ello, al entrar los aliados en Alemania, fue desti­tuido de su cargo y hasta 1952 no se le permitió volver a su cátedra. Heidegger piensa que no se puede abordar el problema del ser, clave dentro de la filosofía clásica, sin averiguar cuál es el sentido del ser, y la búsqueda del sentido del ser nos lleva a plantearnos en qué con­siste el existir. El existir, concluye, es solamente una mera posibili­dad, algo inacabado, pues termina siempre irremisiblemente en la muerte. Por ello, el hombre, que conoce que es un ser para la muer­te, vive dominado por la angustia. El otro gran maestro existencialista alemán, Karl Jaspers, 16 años ma­yor que Heidegger, manifiesta que el hombre capta todos los conoci­mientos posibles con el objeto de llegar a comprenderse a sí mismo, pero fracasa en las experiencias su­premas, como la muerte y el dolor. Estas le enseñan que la existencia únicamente puede explicarse razo­nablemente a partir del ser de lo tras­cendente. Para Jaspers, no hay que confundir la adhesión a un dogma religioso con la fe, pues esta última carece de significado positivo. La fi­losofía de Heidegger es más difícil de leer que la de Jaspers, pero también mucho más creativa y penetrante. En los últimos años de su vida, Heidegger se dedicó especialmente a tratar temas poéticos y estéticos, pues, para él, el arte es una puerta abierta a la luz del ser.