¿Quién logró poner freno a las epidemias de cólera?

   Durante el siglo XIX las epidemias de cólera asolaron de forma intermi­tente a Europa. Provenían de la India y Extremo Oriente, donde el cólera tiene casi permanente su base, pues aún no ha sido erradicado de estas regiones asiáticas. Aunque menor que la provocada por las epidemias de peste, se produjo una elevada mortalidad. Ello hizo que el miedo al cólera, enfermedad que se trans­mitía fácilmente en deficientes con­diciones de salubridad e higiene, pro­vocara cierto progreso de la higiene pública. Pero para controlar los te­rribles efectos del cólera no bastó con la conciencia de esa necesidad. Fue preciso, sobre todo, que el es-pañol Jaime Ferrán inventara la va­cuna anticolérica en 1885. Jaime Ferrán nació en 1852 y, tras concluir sus estudios médicos, ins­taló un pequeño laboratorio en el que se dedicó a la preparación de culti­vos y vacunas. Como fruto de su trabajo nació la vacuna anticolérica, que fue la primera vacuna bacteriana (existía ya alguna vírica, como la de la viruela) aplicada a la especie hu­mana. La vacuna anticolérica de Fe­rrán suscitó una fuerte polémica en los medios científicos, pero pronto acabó imponiéndose su efectividad, hasta el punto de que hoy en día la vacunación sistemática y repetida en las regiones epidémicas constitu­ye la medida preventiva más eficaz contra la devastadora acción del vi­brión colérico.