La fricción

   Es necesario vencer cierta resistencia al frotar un pedazo de madera áspera con papel lija. Es decir; hay fricción entre la lija y la madera. También es difícil arras­trar una caja grande y pesada sobre una acera de cemento, por la fricción que hay entre la caja y el cemento. Hay fricción cuando dos superficies se frotan entre sí. La fricción es mayor cuanto más ásperas son las superficies.
   La fricción produce calor. Una goma de borrar se calienta al tratar de quitar las marcas de un lápiz. Los cojinetes de las ruedas de los trenes se calientan por la fricción que resulta entre la rueda y su eje. Si se raspa un fósforo en un papel lija, el calor hace que se produzca la llama.
   Se puede reducir la fricción entre dos superficies poniendo aceite o grasa en ellas. Otro medio para reducir la fricción consiste en emplear rodillos, ruedas o jue­gos de bolas.
La fricción es lo que hace inevitable la compra de nuevas llantas de automóviles y zapatos. Obliga también a gastar mucho dinero en aceite, grasa, ruedas y cojinetes.
   No obstante, la fricción es útil. Sin ella, los vehículos no avanzarían, pues las rue­das darían vueltas en el mismo lugar.