¿Cómo funciona un extintor?


   Los incendios han seguido la ley del pro­greso: se han hecho más complejos y, con mucha frecuencia, están dotados de una violencia desconocida antaño. Como los riesgos de incendio y de explosión se multiplican por todas partes, cada clase de fuego necesita unos métodos de lucha apropiados: el magnesio o las materias plásticas en ignición no se extinguen del mismo modo que un fuego de paja. Luchar contra el fuego no es otra cosa que tratar de oponerse a la actividad del oxígeno del aire. Por tanto, se consigue extinguir un fuego enfriándolo, lo que frena la acti­vidad química puesta en juego en el pro­ceso de la combustión, o bien ahogándo­lo; es decir, privándole de aire. La mayor parte de los extintores obran a la vez de uno y otro modo, comenzando por aquellos que lanzan el agua sobre el foco, igual que las mangas de incendio. El agua siem­pre ha sido considerada como el antago­nista del fuego por excelencia. Pero esto no es cierto en todas las circunstancias: ¡hay que guardarse de echarla sobre la gasolina inflamada!

   Entre los productos más utilizados en los extintores figura el gas carbónico, conte­nido a fuerte presión en el depósito del aparato y que brota violentamente por una válvula de aguja cuando se lo libera. Su acción es triple: sustituye al oxígeno at­mosférico y, al ser incombustible, evita la difusión del fuego: la nieve carbónica que produce al enfriarse es refrigerante y hace descender la temperatura del foco; finalmente, tiene un violento efecto de soplo causado por la potencia del chorro. También son muy empleados los polvos secos de bicarbonato de sosa. Disociado por el calor, cubre el fuego con una del­gada capa de carbonato de sosa, incom­bustible y aislante, desprendiendo además vapor de agua y gas carbónico "sofocan­tes". Citemos también las espumas produ­cidas por la reacción química de dos cuer­pos puestos en contacto, e incluso el agua misma, a la que generalmente se adicio­nan productos "humectantes". Estos pro­ductos aumentan las virtudes naturales del agua, haciendo que ésta se extienda inmediatamente por la superficie de los cuerpos que toca.

   Existen numerosos tipos de extintores, desde los pequeños modelos que los auto­movilistas prudentes nunca dejan de tener a mano en su coche, hasta los grandes dispositivos automáticos del sistema Grínnel.
Algunos funcionan por inversión: la mez­cla de los dos productos que engendran el gas se obtiene dando la vuelta al apa­rato.