¿Por qué las substancias radiac­tivas son peligrosas para el ser humano?


  El cuerpo humano, como el de to­dos los seres vivientes, está nor­malmente en condiciones de so­portar las radiaciones naturales, como por ejemplo las del Sol, sin sufrir daños irreparables. Pero, en cambio, puede sufrir graves altera­ciones si se somete a radiaciones artificiales como las que produce el hombre con fines pacíficos o bé­licos. Las células del cuerpo pue­den ser destruidas o resultar afec­tadas por un continuado progreso de disgregación. Ello ocurre cuando las radiaciones modifican más o menos violentamente la íntima es­tructura de las células vivas, que siguen leyes naturales muy preci­sas.
  Las radiaciones artificiales pueden producir daños nefastos en los cro­mosomas contenidos en el núcleo de las células. Aunque los experimentos efectuados en cobayas y plantas no sean todavía definitivos, es indudable que las radiaciones nucleares arti­ficiales ejercen una influencia di­recta sobre la vida inmediata de las criaturas vivientes, y también sobre sus condiciones de reproduc­ción.