Los esposos Curie

   En otoño de 1891 llegó a París, procedente de Varsovia, una joven polaca de veinticuatro años, Marie Sklodowska. Había dejado su patria, ocupada por los rusos, para eludir a la policía zarista que la acusaba de conspirar.
   En París, la joven, muy aficionada a los estudios cientí­ficos, se inscribió en la Facultad de Ciencias de la Universi­dad de la Sorbona. Muy pobre, vivía en una buhardilla, y para poder estudiar limpiaba los frascos y cuidaba de los hornillos en los laboratorios, como también había hecho el gran Faraday. Durante dos años, Marie Sklodowska trabajó y estudió intensamente, pasando noches enteras inclinada sobre los libros, sin importarle el descanso ni la falta de comodidades. Muchas veces su único alimento consistía en unos trozos de pan y chocolate, pero igualmente se sentía feliz porqué podía dedicarse a los estudios de física que tanto amaba. En el mismo laboratorio que ella, trabajaba el joven Pierre Curie, un investigador francés de talento que se dedicaba, con su hermano, a las investigaciones físico-eléctricas.
   En 1894, en casa de unos amigos comunes, Marie conoció a Pierre. Ambos jóvenes se sintieron atraídos, no sólo por una viva simpatía, sino también por la pasión hacia la misma labor. Después de diez y ocho meses se casaron. Así se cons­tituyó un matrimonio que habría de hacerse célebre en la historia de la ciencia, conocido simplemente como "los Curie", casi como si fueran una sola persona; y es justo que así ocurriera, porque Pierre y Marie Curie vivieron y trabajaron siempre juntos, en perfecta armonía, y juntos lograron el gran descubrimiento: el radio.