La antigua Siracusa

   En la costa oriental de Sicilia, en la isla de Ortigia, unos griegos procedentes de Corinto fundaron la ciudad y puerto de Siracusa, en el siglo VIII antes de J.C. Aquí se construyó el mayor de los teatros griegos.
   La ciudad de Siracusa, situada en el sur de Italia, bajo el cielo azul y luminoso del Mediterráneo, tuvo, y aún conserva, un renombre extraordinario. Arquímides nació en ella y allí descubrió el principio que le hizo inmortal. Las grandiosas ruinas griegas de Siracusa atraen a los turistas y a los historiadores, a pesar de los destrozos ocasionados por el tiempo, los temblores de tierra y los saqueos de los bárbaros. El teatro antiguo, el mayor del mundo griego, fue excavado en la roca. Se comprende la proeza realizada por sus constructores al comprobar que las 46 hileras de gradas se extienden a lo largo de un circulo de 138,50 metros de diámetro. En 878, los árabes y en 1085, los normandos, devastaron la ciudad y destruyeron su parte antigua.

La Tierra del Fuego


   Navegando del Atlántico al Pacífico, Fernando de Magallanes descubrió, en 1520, las tierras que denominó Tierra del Fuego, archipiélago separado de la punta sur de América por el estrecho que lleva el nombre del famoso navegante.
   Contrariamente a lo que su nombre podría sugerir, la Tierra del Fuego es un lugar frío, donde las nieves perpetuas empiezan a los 700 metros de altitud. Entre las brumas del estrecho, Magallanes divisó los numerosos fuegos que los indígenas encendían para calentarse o para atraer a los peces. Y llamó a esta región Tierra de los Fuegos. Los indígenas de esta tierra están en vías de desaparición, diezmados por una serie de epidemias: doscientos o trescientos onas y akalufs son los últimos supervivientes. Durante mucho tiempo conservaron sus costumbres primitivas: cazaban el guanaco (especie de llama) con un arco y flechas, pescaban con un arpón con punta de hueso y se vestían con una simple túnica de piel.

Los dobles de acción


   Ciertas proezas de una película no pueden ser realizadas por el protagonista; sería demasiado peligroso. Un buen actor no es necesariamente un buen acróbata. En algunos planos difíciles, el protagonista es sustituido por un especialista o doble de acción.
   Son raros los actores que no aceptan ser doblados cuando se trata de filmar escenas violentas. Durante el rodaje se han producido a veces graves accidentes. Los especialistas doblan a las estrellas en las secuencias peligrosas: tienen un aspecto físico parecido al de estas y se visten como ellas. Se baten en duelo, saltan de un tren en marcha, se lanzan al mar, a caballo, desde lo alto de un acantilado o provocan accidentes espectaculares. Sin embargo, no por ser conocedores del oficio se libran los especialistas de las contusiones y las magulladuras.