¿Qué plantas pueden pronosticar el clima?

   Se cree que las algas ayudan a pronosticar el clima. Si cuelgas en la ventana un pedazo de un alga marina, se secará para anunciar tiempo seco y se suavizará si se espera tiempo más húmedo.
   Otras plantas, como las piñas de los pinos, son buenas meteorólogas. En tiempo cálido y seco, las escamas de la piña se abren y dejan salir las semillas que contiene ya que éstas sobreviven mejor en este tipo de clima. Pero si el clima es malo, las piñas permanecen fuertemente cerradas.

La terapia génica extiende la vida de un ratón en un 24 por ciento


Recientemente, los científicos han sido capaces de utilizar un solo tratamiento de terapia génica para extender la vida de un ratón de manera notable.

Este tratamiento sobre longevidad es único en su tipo ya que trabaja en los mamíferos y se puede aplicar sin necesidad de manipular los genes en estado embrionario. El método consiste en inducir a las células para que produzcan telomerasa, una enzima que puede retrasar el reloj biológico.

El tratamiento no sólo extiende la vida sino que también provoca una reducción significativa en la dolencias relacionadas con la edad tales como la osteoporosis. Si bien aún no está listo para su uso en seres humanos, la investigación indica que el tratamiento es seguro y factible para un tratamiento potencial en el futuro que será capaz de frenar el proceso de envejecimiento.

¿Cómo funciona un radiómetro?


   El radiómetro es un artilugio que durante mucho tiempo ha figurado en los escaparates de los óp­ticos y que anima también las vitrinas de las tiendas de objetos recreativos. Es un aparato que intriga. Uno se pregunta qué es lo que hace girar indefinidamente, en el interior de una ampolla de cristal, un ligero molinete de cuatro aletas de alu­minio ennegrecidas por una de sus caras.
   Se puede comprobar que la luz interviene en este fenómeno. En efecto: cuanto más viva es la luz, más rápidamente gira el molinete; al bajar aquélla, éste aminora su marcha.
   Explicación: las caras negras de las aletas absorben las radiaciones recibidas, mien­tras que las caras brillantes las reflejan. Las primeras, por tanto, se calientan y el aire residual de la ampolla, en la cual hay un vacío parcial, se expande al contacto con las superficies negras y empuja las aspas del molinete.
   El inventor del radiómetro, William Crookes —sabio inglés que descubrió los rayos catódicos—, suponía que la rotación del molinete, era debida a la presión de radia­ción ejercida por la luz. Se equivocaba: esta presión no es suficiente. Si el vacío de la ampolla es excesivo, el radiómetro no funciona, lo que demuestra el papel de las moléculas de aire: si son demasiado raras, no pueden vencer el rozamiento del eje del molinete sobre su pivote.



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