Al leer la historia de Juana de Arco (1412-1431), se piensa en un cuento de hadas. Juana era una muchacha campesina que no sabía leer ni escribir, y se convirtió en jefe de los ejércitos franceses; revestida con una brillante armadura, condujo a los soldados al triunfo. Cuando fue coronado el rey de Francia en la catedral de Reims, ella estaba de pie a un lado del trono. Pero allí termina el cuento de hadas, porque la historia de Juana no tiene un desenlace feliz.
Juana vio la luz primera en Domremy, aldea situada al norte de Francia, donde su padre tenía una granja.
En aquella época, Francia no era un país prospero. Casi durante cien años había estado en guerra con Inglaterra, que aliada a los habitantes de Borgoña, tenía en su poder gran parte de la región norte del país. El príncipe que debía ocupar el trono de Francia, el delfín Carlos, no había sido coronado aún. Por desgracia, era un ser egoísta y de carácter débil.
Un día, mientras cuidaba Juana las ovejas de su padre, escuchó unas voces misteriosas que le ordenaban ayudar al delfín, libertar la ciudad de Orleans y hacer consagrar en Reims a Carlos VII.
Juana cumplió con el mandato divino y se convirtió en la heroína de la lucha nacional. Pero los ingleses la apresaron, "la juzgaron y la declararon culpable de hechiceria. Juana de Arco fue quemada en Ruán, el 30 de mayo de 1431. Tenía 19 años.
Francisco Manuel de Melo
Francisco Manuel de Melo (1608-1666) fue un escritor portugués; cultivó el español como lengua literaria tanto como la propia. Era natural de Lisboa y participó en las campañas de Flandes. Debido a sus actividades políticas separatistas sufrió prisión y destierro al Brasil. Posteriormente pasó a residir en Roma.
La obra de Melo es bilingüe. Sus poesías culteranas, por ejemplo, que llevan por título Obras métricas (1665), se dividen en tres partes, la primera y la tercera en castellano y la segunda en portugués. También en castellano está escrita su Historia de los movimientos, separación y guerra de Cataluña (1645), posiblemente lo mejor de su producción. En la misma, en forma amena y pulcro estilo, si bien con señaladas inexactitudes, relata el autor importantes acontecimientos de la época en los que tuviera el mismo destacada actuación.
Melo es también autor de una interesante y curiosa obra de crítica literaria, Hospital de las letras, y de varios trabajos conceptistas, tales como Aula política y Carta de guía de casados. Estos escritos suyos, así como otros pasajes de sus producciones, revelan sugestivas aproximaciones al estilo de Quevedo, a quien el autor parece que admiraba.
La obra de Melo es bilingüe. Sus poesías culteranas, por ejemplo, que llevan por título Obras métricas (1665), se dividen en tres partes, la primera y la tercera en castellano y la segunda en portugués. También en castellano está escrita su Historia de los movimientos, separación y guerra de Cataluña (1645), posiblemente lo mejor de su producción. En la misma, en forma amena y pulcro estilo, si bien con señaladas inexactitudes, relata el autor importantes acontecimientos de la época en los que tuviera el mismo destacada actuación.
Melo es también autor de una interesante y curiosa obra de crítica literaria, Hospital de las letras, y de varios trabajos conceptistas, tales como Aula política y Carta de guía de casados. Estos escritos suyos, así como otros pasajes de sus producciones, revelan sugestivas aproximaciones al estilo de Quevedo, a quien el autor parece que admiraba.
Juan Meléndez Valdés
Juan Meléndez Valdés (1754-1817) fue un poeta español, oriundo de Ribera del Fresno, Extremadura. Estudió en la Universidad de Salamanca, de la que fue después catedrático. Su amplia cultura literaria, española y europea, clásica y de su época, se refleja claramente en su producción artística.
La subjetividad que se deja sentir en los versos inspirados en la naturaleza, así como el tono sentimental y melancólico que con frecuencia impregna sus composiciones, bien podrian llevar a asegurar que Meléndez Valdés es uno de los precursores del movimiento romántico español de años posteriores.
La obra de este poeta, perteneciente a la escuela llamada salmantina, es de variada naturaleza. Hay en ella composiciones pastoriles, anacreónticas y filosóficas, livianas y serias, pero en ninguna se perciben sellos sobresalientes que coloquen al autor entre los grandes poetas de España. Por el contrario, la sensiblería, el convencionalismo y la artificialidad de la época se enseñorean a menudo de sus versos. Admirables son, empero, la fineza y el esmero formal de los mismos.
Fue Meléndez Valdés el gran maestro del romance heptasílabo. De sus obras se recuerdan Batilo, égloga en canción de 13 versos, y sus Odas, como "A la lluvia", "Al viento", "A un ruiseñor", etc.
En 1785 aparecieron sus poesías agrupadas en un tomo, y en 1797 se hizo una segunda edición aumentada que consta de tres tomos. Su comedia titulada Las bodas de Camacho, aunque premiada en un concurso en 1784, no fue bien recibida por el publico.
La subjetividad que se deja sentir en los versos inspirados en la naturaleza, así como el tono sentimental y melancólico que con frecuencia impregna sus composiciones, bien podrian llevar a asegurar que Meléndez Valdés es uno de los precursores del movimiento romántico español de años posteriores.
La obra de este poeta, perteneciente a la escuela llamada salmantina, es de variada naturaleza. Hay en ella composiciones pastoriles, anacreónticas y filosóficas, livianas y serias, pero en ninguna se perciben sellos sobresalientes que coloquen al autor entre los grandes poetas de España. Por el contrario, la sensiblería, el convencionalismo y la artificialidad de la época se enseñorean a menudo de sus versos. Admirables son, empero, la fineza y el esmero formal de los mismos.
Fue Meléndez Valdés el gran maestro del romance heptasílabo. De sus obras se recuerdan Batilo, égloga en canción de 13 versos, y sus Odas, como "A la lluvia", "Al viento", "A un ruiseñor", etc.
En 1785 aparecieron sus poesías agrupadas en un tomo, y en 1797 se hizo una segunda edición aumentada que consta de tres tomos. Su comedia titulada Las bodas de Camacho, aunque premiada en un concurso en 1784, no fue bien recibida por el publico.
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