¿Pueden ocurrir terremotos debajo del mar?

   Una gran cantidad de terremotos se producen debajo del mar y no se sienten en la tierra. Reciben el nombre de maremotos. El más profundo registrado ocurrió a 750 kilómetros por debajo de la superficie. Cuando son muy fuertes, sacuden violentamente los barcos, provocan enormes deslizamientos de barro y a veces logran romper los cables telefónicos submarinos.
   Los terremotos y los volcanes bajo el agua pueden generar enormes olas, llamadas "tsunamis" en japonés, que al adquirir velocidad, golpean islas y costas, causando numerosos estragos. La "tsumani" más alta registrada hasta ahora midió 85 metros de altura, es decir, más que un edificio de veinte pisos.
   Los desastrosos tsunamis de 2004 en el Sudeste asiático y el de 2011 en Japón, fueron provocados por terremotos marinos de más de 9 grados en la escala Richter.

¿Qué es la fuerza de reacción?


   La fuerza de la reacción es la que hace girar las aspas del rociador, eleva los cohetes de los fuegos de artificio y hace retorcerse en el suelo, como una serpiente viva, a la manguera que se le ha caido al jardinero.
   Todo cuerpo que ejerce una presión sobre otro recibe de éste otra presión, en sentido inverso, que en caso de desequilibrio puede producir movimiento. Si ejercemos una presión brusca con las manos en una pa­red (como en la imagen de la derecha), retrocederemos. La pared ha reaccionado contra nosotros. En un reactor, los gases ejercen una intensa presión sobre las pa­redes interiores, pero no sobre el orificio de salida. Entonces se produce un dese­quilibrio, por lo que el reactor es impulsa­do en dirección contraria a la de la salida de gases. A su vez, el reactor impulsa al avión... a reacción.

¿Cómo los aviones consiguen volar?


   La humanidad ha soñado siempre con poder volar, pero este sueño sólo pudo verlo realizado en una época relativamente reciente: primero con aparatos más ligeros que el aire (los globos aerostáticos y los di­rigibles), y después con aparatos más pesados que el aire (los avio­nes, tanto de hélice como de reac­ción).
   Los aviones pueden separarse de la tierra porque consiguen vencer la fuerza de gravedad terrestre. El sistema de propulsión puede ser, indistintamente, la hélice o la tur­bina de reacción. Lo importante es que el impulso que se imprima al avión le permita vencer la gravedad. Si, por ejemplo, a un avión se le estropea en pleno vuelo el motor, cesando el impulso propulsor, el aparato caerá. El vuelo es, por tan­to, fruto del movimiento.