¿Cómo funciona un soplete?


   Los sopletes permiten obtener una llama, de temperatura muy alta y de volumen reducido, que puede ser dirigida contra el objeto que se quiere calentar o fundir. En el soldador de gasolina —que es un so­plete— llegan por dos conductos distintos el gas combustible (gasolina) y el aire, que se mezclan en una cámara y se inflaman a la salida de un quemador. En los aparatos industriales, como los sopletes para soldar, los gases puestos en contacto son, la mayor parte de las veces, el acetileno y el oxígeno, cuya combustión permite alcanzar una llama de hasta 3.100 °C. Los obreros deben tra­bajar protegidos.



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Costumbres caníbales

   De acuerdo con las anécdotas de Jack Bromilo, de la Iglesia me­todista y primer misionero en el área donde está asentada la tribu de los galeya en la Isla Ferguson, provincia de la Bahía Milne en Papua Nueva Guinea, éstos tenían costumbres que sorprendían a los extranjeros. Las mujeres asesinaban a su primer hijo aplastándolo contra una roca junto al río. Después ofrecían el cadáver a los cerdos para que no quedara resto alguno del pequeño, pues podría atraer a los espíritus malignos, sinó­nimo de desgracias para el pueblo. A continuación la madre amamantaba a un puerco durante un año y entonces la tribu le daba permiso para tener su siguiente hijo. Los galeya se encon­traban en constante lucha contra los vecinos; cuando mataban a uno de ellos, le cortaban la cabeza y el jefe del clan se comía los sesos. El resto de la tribu, incluidos mujeres y niños, se dividían el cuerpo para cocinarlo al fuego de la hoguera. Según sus creencias, el hombre nunca fallece de muerte natural, sino a causa de un es­píritu enviado por cualquier enemigo que le dispute su territorio, su mujer o sus animales. Aún quedan represen­tantes de ese grupo pero son objeto de una severa vigilancia para impedir que sigan practicando sus viejos usos.

Las turbinas

   Probablemente habréis visto a los bomberos arrastrando una mangue­ra hacia un edificio que está ardiendo. La manguera está llena de agua casi hasta reventar, pero la boquilla está cerrada. Un hombre puede sostenerla fácilmente, pero tan pronto como la boquilla se abre y el chorro empieza a brotar, la mangue­ra se pone tensa y salta como una gigan­tesca serpiente. Dos o tres hombres tienen que poner toda su fuerza a prueba para mantener la boquilla en dirección al fuego. Esa fuerza repentina que se produce al entrar en juego la presión de un fluido es la misma que se usa en las turbinas, ya sean de agua, de va­por o de aire, según que la fuerza la desarrolle uno de estos tres elementos. Pues bien, si quisierais uti­lizar la fuerza desarrollada por la manguera de los bomberos, podrías colocar una rueda con aspas cerca de ella y dirigirle el chorro de agua; entonces, la rueda giraría a gran velocidad. Este sería un ejemplo de la forma más sencilla de turbina, llama­da turbina de velocidad o de impulsión.