¿Cómo eran los torneos medievales?

   Torneos, justas y pasos de armas

   Entre las fiestas típicas de la época feudal, están los torneos y las justas, que sin duda, tuvieron sus antecedentes en los juegos o luchas que sirvieron de diversión y espectáculo en épocas anteriores a la Edad Media. Incluso existen antecedentes de estas nobles empre­sas en los mitos nórdicos. Las viejas sagas hablan de cómo los dioses en el Walhalla celebraban verdade­ras justas y torneos en los que se atacaban con saña, al extremo de quedar maltrechos y malparados, mu­chas veces, despedazados, pero sin grave daño, ya que poseían la virtud y el poder de recuperar pronto la integridad perdida. Estas luchas mitológicas ocu­rrían después que los señores del Olimpo escandinavo celebraban sus fastuosos banquetes.

   Estas nobles y caballerescas competencias vinieron a representar en la época medieval algo así como las
Olimpíadas de los tiempos helénicos o los juegos y combates del circo romano. Hay quien atribuye a los galos y a los franceses la primera práctica de los tor­neos, a causa del nombre de conflictus gallici con que en algún tiempo se los designó. Pero es difícil señalar cuál es el momento y la fecha en que co­mienzan a celebrarse en Europa. Aunque hay eru­ditos que los hacen remontar al siglo vi por lo menos y hasta afirman que Ennodio elogia a Teodorico por su afición a esta clase de contiendas, que organizaba con gran esplendor y pompa, la opinión más gene­ralizada es que tal vez fue el caballero Godofredo de Prévilly, que murió en 1066, quien inventó los torneos y las justas, y estableció las normas que re­gían estos combates. De este tiempo, es la Crónica de Montmouth, en la que se encuentra una minuciosa descripción de cómo se efectuaban en aquellos años éstos y otros juegos caballerescos.

La nieve y las construcciones del hombre


   En regiones invadidas por la nieve, en las construcciones de cualquier tipo, especial­mente en las viviendas y caminos, el hombre debe tenerla en cuenta. Cuando los construc­tores en las regiones frías proyectan una casa, no pueden pasar por alto el peso de la nieve que se acumulará sobre el techo en el invierno. En la práctica se calcula que la nieve pesa alrededor de 80 a 90 Kg. por metro cúbico, tratándose de nieve reciente y de 200 a 800 Kg. tratándose de nieve en licuación. En la construcción de los techos se calcula, en consecuencia, que deben soportar un peso de casi 100 kilogramos por metro cuadrado. Ello ex­plica por qué en las zonas frías donde abundan las nevadas se construyen los techos muy inclinados. En las montañas, la nieve acu­mulada en las pendientes suele precipitarse sobre los valles en peligrosos aludes. Para evitarlo, se construyen parapetos que consisten en resistentes ba­rreras que protegen casas y caminos. En los puntos más expuestos, se perfo­ran túneles que permiten el tránsito también duran­te la estación invernal.

¿Cómo es la Tierra en su interior?

el interior de la Tierra
   El suelo bajo nuestros pies es la capa más externa de la Tierra, llamada corteza. Está hecha de roca dura, y cubierta de tierra o agua. La corteza tiene unos 40 kilómetros de espesor bajo los continentes, pero sólo unos 8 kilómetros debajo de los océanos. Si se compara la profundidad de la corteza con el tamaño total de la Tierra, no es más gruesa que la cascara de un huevo.
   La corteza flota sobre otra capa llamada manto. Aquí las rocas están tan calientes que casi se hallan fundidas o líquidas. El manto mide cerca de 2.900 kilómetros de espesor.
   La tercera capa, el núcleo externo, tiene unos 2.200 kilómetros de espesor y también es líquida, pero la mayoría de sus componentes son hierro y níquel, que son metales. Los metales líquidos cubren el núcleo interno, que es una esfera de níquel y hierro sólidos de 2.500 kilómetros de diámetro. La temperatura en el centro de la Tierra alcanza los 4.500 °C, pero la presión en el núcleo es tan grande que los metales no se funden. Los científicos estudian las capas terrestres a través de las ondas sísmicas que se propagan por el suelo después de enormes explosiones subterráneas, como los terremotos.