¿Qué son los hongos «sagrados»?

Los hongos «sagrados»
Desde antiguo los indios de Mesoamérica han rendido cul­to a ciertos hongos alucinógenos, considerándo­los divinidades. Abajo se muestra la imagen de dos estatuillas, en piedra, de hongos, con divinidades en la parte inferior. Entre los indios de Méxi­co los curanderos comen, en ceremonias religiosas, hongos que producen alucinaciones; estos hongos se usan tam­bién contra enfermedades. De ellos se ha aislado una sus­tancia, la psilocibina, que pue­de tener aplicación en medi­cina.



Los hongos como alimento

   Las setas ya eran apreciadas por los antiguos romanos como un manjar delicado. Se consumía, sobre todo, la amanita de los césares, una seta de color rojo ana­ranjado, que todavía es uno de los hon­gos más apreciados en partes de Europa. Los cocineros franceses han empleado desde antiguo setas comestibles. El cul­tivo de champiñones empezó a efec­tuarse en Francia, en el siglo XVII. El cultivo a escala industrial ha conver­tido al champiñón, ya fresco, ya en conserva, en un artículo accesible du­rante todo el año. Este cultivo requiere cuidados minuciosos y el control de la humedad del aire y de la temperatura ambiental. Se realiza en terreno espe­cialmente preparado con estiércol que­mado, o compuestos sintéticos, mezclado con micelios obtenidos de cultivos en laboratorios. Los champiñones, al ser saprofitos, no necesitan luz, y su cultivo se realiza en sótanos o túneles. La predilección que los consumidores muestran por ejemplares de color blanco puro —recogidos antes de que los som­brerillos se hayan desarrollado total­mente— es de lamentar, ya que el aroma se encuentra principalmente en las la­minillas y es mucho más intenso en los champiñones desarrollados.

En fruticultura, ¿qué es un injerto?

   Injertar quiere decir conectar, introducir en una planta, generalmente fuerte, resistente, pero escasa­mente productiva, un brote o una rama de una va­riedad de la misma especie o de una especie afín capaz de dar un producto mejor.
   ¿Puede injertarse, por ejemplo, un nogal con un duraznero? No, porque las dos plantas son de distinta familia; en la mayoría de los casos, el injerto resulta eficaz si los vegetales son por lo menos de la misma familia. Así, sobre un almendro se puede injertar una rama de duraznero (y, lógicamente, se obtendrán duraznos, no almendras).
   Hagamos otra pregunta: ¿no es más fácil y prácti­co enterrar una semilla para obtener la planta? Cier­to, pero el resultado no sería satisfactorio. Ante todo habría que esperar largo tiempo, porque, antes de que una planta leñosa desde la siembra llegue a producir fruta, pasan varios años; además, las plantas repro­ducidas por medio de semillas dan pésimos frutos.
   En el injerto, la planta que aporta sus raíces es llamada patrón o portainjerto, y la que llevará las hojas y la fruta se llama injerto o vastago. Se llaman libres las plantas silvestres, o sea provenientes de semilla, sobre las cuales por lo general se practica el injerto. Una de las condiciones esenciales para que el injerto prenda o se desarrolle es la de poner en con­tacto las zonas generatrices de las dos plantas.