Justo Sierra

   Entre las figuras de primer plano de las letras americanas, hace un bri­llante papel Justo Sierra, político y escritor mexi­cano nacido en Campeche, hijo del jurista y escritor del mismo nombre (1814-1861). Ministro de Instruc­ción Pública con Por­firio Díaz y creador de la moderna Univer­sidad Nacional de Mé­xico, pocos compatrio­tas suyos han contraído tantos méritos como él para con su patria, en relación con el pro­greso y con la forma­ción de las generacio­nes juveniles. Al caer Porfirio Díaz, no sólo se le respetó, sino tam­bién se le designó representante de México en España (1912).
   Profesor, orador, poeta, historiador y diplomático, Justo Sierra fue más que nada un educador liberal, el hombre que hizo posible el progre­so cultural de su pueblo en los tiempos de una férrea dictadura. Sus ocupaciones como ministro de Edu­cación le impidieron terminar su libro Juárez: su obra y su tiempo; le ayudó a acabarlo el historiador mexicano Carlos Pereyra.

Las primeras civilizaciones

   La civilización es una palabra que significa "vivir en una ciudad". Las primeras ciudades nacieron en el Creciente Fértil, un área que cubre desde el Golfo Pérsico, pasando por el actual Irak hasta llegar a Egipto.
   Las civilizaciones más antiguas fueron las de Sumeria, Babilonia y Asiria, todas en Irak. Las ruinas de muchas de estas ciudades se han descubierto recientemente, como las de Ur, lugar de nacimiento de Abraham. Estas ciudades tenían zigurats, grandes templos imponentes. Los antiguos egipcios elevaron la idea de zigurat un paso más con la construcción de las pirámides, estructuras enormes de piedra que servían como tumbas faraónicas.

Platón, el filósofo de las ideas


SE ha dicho que Platón dio "alas de plata" al vuelo del intelecto. En efecto, suele consi­derársele como el creador del idealismo. Afirmaba que más allá de las cosas materiales y pasajeras, más allá del mundo sensible y de sus mutaciones, hay un mundo perenne de las ideas puras, que sólo el pensamiento puede aprehender. Y, entre esas ideas, ninguna tan elevada como el bien. ¿Cómo llegó, el gran filósofo, a concebir ese mundo de arquetipos eter­nos? Buscando con vehemencia el "sentido de la vida".

LA VIDA DEL FILÓSOFO
Platón nació en Atenas, en el año 427 antes de Jesucristo. Se sabe que perteneció a una fa­milia de noble alcurnia. Su padre fue Aristón, descendiente del rey Codro; y su madre, Perioctiona, emparentada con Critias. Tomó el nombre de su abuelo materno: Aristocles; pero por su robustez le decían Platón (en griego "platús", que significa ancho de espaldas).
Era un excelente atleta. Una cuidado­sa educación le permitió cultivar su es­píritu. Aprendió música y se dedicó a la poesía de alto vuelo. Pero una profunda ansiedad lo preocupaba: quería descu­brir el sentido trascendente de la vida. No podía apoyarse para ello en los dio­ses olímpicos, "bellos y agradables, pero egoístas y pendencieros". Platón nece­sitaba una estrella que iluminase su bús­queda dándole "certeza moral". Y fue una suerte el haber encontrado a Sócra­tes. Sólo él podría orientar el rumbo de su pensamiento y de su vida.