¿Cuál es el origen de la semana?

    La división del mes en cuatro semanas de siete días tiene su origen en parte en las fases de la Luna (luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante), que están separadas por unos siete días.
   El número siete fue también considerado como sagrado por la antigua Babilonia, donde por primera vez aparece esta división del tiempo. Los chinos y los peruanos antiguos usaron ya la semana de siete días. La historia bíblica del Génesis supone seis días para el trabajo de la creación, con el séptimo de descanso: el sabbath judío (sábado). La Iglesia cris­tiana adoptó el primer día de la semana (domingo), en el que Cristo resucitó, como su día sagrado de descanso.
   La Revolución Francesa trató de introducir la década o período de diez días en lugar de la semana, pero aun en la misma Francia, sólo se usó durante unos pocos años.
   Entre los católicos, el domingo, día del Señor, es el primer día de la semana; entre los judíos, el sá­bado; y entre los árabes, el viernes, día en que el arcángel San Gabriel entregó El Corán a Mahoma, según las creencias musulmanas.
   He aquí los nombres de los días de la semana y sus vocablos de origen, para que el lector pueda advertir la re­lación existente entre ellos:
Lunes - Luna

Martes - Marte
Miércoles - Mercurio
Jueves - Júpiter
Viernes - Venus
Sábado - Shabbath (hebreo)
Domingo - Dóminus (Señor)

Hazaña sobre las cataratas del Niágara

   Un día del verano de 1855, Jean-Francois Gravelet, apodado "Charles Blondín", afamado equilibrista francés, hacía prepa­rativos para intentar la travesía por la parte oriental de las ca­taratas del Niágara caminando sobre una "cuerda": un cable de 7 cm de grueso y enganchado a 90 m de altura para evitar que lo derribara la fuerte brisa que se levantaba por la caída del agua.

   El público aplaudió y lanzó gritos de apoyo. Luego, todo el mundo contuvo el aliento al seguir con la mirada la silueta del equilibrista que avanzaba con pasos cortos muy por lo alto sobre las turbulentas aguas. Tenía que recorrer una distancia de 355 metros.
   Cuando por fin llegó al término de su vertiginosa travesía, los re­porteros y la multitud de curiosos corrieron hacia él, con entusiasmo. . . ¡y con alivio!
   En cuanto a Blondin, quedó tan contento con su experimento que lo repitió once años mas tarde y, en esta ocasión, ¡llevó sobre sus hombros a su empresario!


El selenio, un elemento singular

   "Si un astronauta encendiera un fósforo en la Luna, posiblemente podríamos notarlo desde la Tierra gracias al selenio". Esta afirmación, hecha hace años por un hombre de ciencia, es tal vez una exageración, pero permite hacerse cargo de las sorprendentes cualidades de este elemento, relativa­mente raro, aislado por primera vez por el famoso químico sueco Berzelius en 1817, aunque su sensi­bilidad a la variación de intensidad luminosa no fue descubierta hasta un siglo más tarde.