Enfriar o calentar el cuerpo requiere energía. Beber agua muy fría o muy caliente disminuye o aumenta la temperatura corporal, a la cual su cuerpo quiere reaccionar. Por lo tanto, beber agua con la temperatura exacta del cuerpo requiere la menor cantidad de energía. Por supuesto, el agua demasiado caliente o demasiado fría puede causar daños locales en la boca, la garganta e incluso el estómago.