Se estima que el acné afecta al 80% de las personas entre las edades de 11 y 30 años. Las cicatrices pueden ser un efecto secundario desagradable de los brotes, pero afortunadamente es posible minimizar el daño a la piel.
Hay dos tipos de cicatrices de acné. Las cicatrices "deprimidas" o "atróficas" son las más comunes. Este tipo se desarrolla como abolladuras en la piel donde se ha perdido tejido.
La cicatrización "queloide" o "hipertrófica" es donde la piel crea nuevas fibras de colágeno - la proteína que le da fuerza y flexibilidad a la piel. Estas cicatrices se elevan por encima de la superficie de la piel y son más inusuales.